¡Hay mi arequipa!
Blanca ciudad, hija endiosada del sillar,
orgullosa tierra, espíritu de hermosos nevados
aposento del Inca guerrero, que en sueño de volcanes tutelares
bajas en lava a las faldas del imponente Misti.
Estrella plateada que brillas en un límpido y diáfano cielo azul,
blanca gaviota que en pacífico vuelo dibujas verdes campiñas
de viento y sol,
tú te abres a la vida como las alas de tus palomas,
en blanca nieve, en ardiente sol, en verde campiña,
en pintorescas calles de piedra, adornada de señoriales casonas
y hermosos templos coloniales.
Del libro Poemas Andinos_ Anìbal Elliott |
Y el sillar, hija de la piedra volcánica,
se eterniza en manos firmes de antiguos canteros,
para forjar la madre blanca;
y más allá en el fin del mirar, como marco nupcial
se levantan los tres gigantes:
el Chachani, el Misti y el Pichu Pichu.
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Así eres celestial Arequipa,
madre blanca de un pueblo orgulloso,
de sangre Inca y rostro español, lumbre e hito histórico,
semilla de quien en cansado viaje pronuncia tu nombre a la eternidad,
¡Are quepay!
Y vuestra majestad, majestuosa Virgen,
de la lejana Chapi, de larga caminata,
en tumultuoso peregrinaje,
Blanca diosa de un pueblo religioso,
tú representas la bondad de este pueblo generoso.....
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